Rosa de los vientos

En la mitología griega cada fuerza de la naturaleza era representada por alguna divinidad o asignado a algún nombre que la representara y su fuerza o voluntad era regida por los dioses.

Los antiguos dioses del vientos en la mitología griega también llamados ánemoi o anemos y se asociaron con la rosa de los vientos y cada punto cardinal se asoció a una divinidad.

Todos los vientos se presumían eran hijos de Eos o Aurora, diosa de la aurora, aquella que anuncia la salida de su hermano Helios y el titán Astreus.

En la parte de abajo se muestra la rosa de los vientos con su correspondiente divinidad

Rosa de los vientos. Los antiguos dioses del viento en la mitología griega.

La naturaleza de los antiguos dioses del viento.

Como bien mencioné la mayoría de las divinidades poseen una naturaleza, en este sentido, las divinidades de los vientos representan lo siguiente: 

Boreas es el viento del norte, personifica el viento que trae el invierno. Su equivalente romano es Aquilón

Noto es el viento del sur, aquel que trae las tormentas de verano y otoño. Su equivalente romano es Austro.

Cefiro es el viento del oeste conocido como el viento fructificador que trae la primavera y el verano. Su equivalente romano es Favonio

Euro es el viento del este trae calor y lluvia. Su equivalente Romano Vulturno.

Cecias dios del viento noreste encargado de arrojar granizo y en la mitología romana es Caecius

Apeliotes es el viento del sureste o viento de otoño, cuando sopla hace madurar las frutas y el trigo. Su equivalente romano es  Argestes

Coro es el viento del noroeste sopla un viento frío y seco, anuncia la llegada del invierno. En la mitología romana es Caurus.

Libis personifica el viento del suroeste. En la mitología romana es Africus ya que era viento procedente de África.

Estos vientos eran los vientos benévolos, ya que también existían los vientos de las tempestades, los cuáles eran los hijos de Tifón, estos vientos arrasaban y destruían las naves y traían tempestades.

Para evitar calamidades de estos vientos, eran encerrados en una coriciana (saco de cuero) por Eolo el dios del viento, para dejarlos salir solo clavaba su lanza en uno de los acantilados más altos de la tierra y los vientos salían a su voluntad o eran guiados por Zeus de acuerdo a las necesidades de los olímpicos.

En la antigua Grecia a los vientos benévolos se les sacrificaban corderos blancos, mientras que a los vientos destructores corderos negros.